martes, 28 de mayo de 2019

clase para 8° Familia salesiana en América.


La obra Salesiana en América
La obra salesiana inició su expansión por Europa, si bien determinados factores influyeron en la preocupación por América. Las carencias de una sociedad de estados incipientes, la magnitud del territorio, la ingente cantidad de inmigrantes, la presencia de indígenas y las buenas relaciones y comunicaciones con este continente provocaron la canalización de la obra salesiana hacia América. La expansión de la educación y de la religión siempre estuvo presente en la mente de D. Bosco. Así nos percatamos cuando Juan Gazzola, cónsul argentino de Savona (Italia) en 1874, coincidió con él y se interesó mucho por su obra. De hecho, el cónsul animó al arzobispo de Buenos Aires, Federico Aneyros, para que incorporara la labor de los salesianos en este país sudamericano. La decisión fue tal que el superior salesiano recibió una invitación para participar en la evangelización que el arzobispo estaba llevando a cabo en Argentina (Nicoletti, 1998; Estrada, 2011). En esa época el radio de acción de la Iglesia llegaba hasta Mercedes de Patagones –limítrofe con el territorio bajo dominio indígena–, si bien por su jurisdicción le correspondía toda la Patagonia. D. Bosco aceptó el reto que le permitiría ayudar a los inmigrantes (con el insistente estímulo de los Santos Padres Pío IX y León XIII) y a los más necesitados a la vez que conseguía ver cumplidos su sueño. En la actualidad la Familia Salesiana está conformada por 30 grupos, que arrojan un número total de 402.500 miembros, donde hay 15.560 salesianos distribuidos en 131 países Los sueños de D. Bosco se compilaron en 19 volúmenes por Giovanni Battista Lemoyne, Ángelo Amadei y Eugenio Ceria. De los 200 sueños, 6 están relacionados con la Patagonia: una fantasía con los ojos abiertos de 1856. Pero no fue hasta el 14 de diciembre de 1875 cuando decidió enviar los primeros diez salesianos a América. Al llegar a Buenos Aires el grupo se dividió en dos, por un lado, su responsable, Juan Cagliero, se quedó con un grupo en la capital de Argentina atendiendo a los emigrantes italianos, debido a las continuas revueltas motivadas por la desconfianza de los indios y por el temor de perder su independencia, incidentes que finalizaron cuando Namuncurá, representante indígena, firmó un pacto con el ejército argentino. Paulatinamente la labor salesiana fue en aumento, así, en 1880 se instalan en Las Piedras (a 20 kilómetros de Uruguay), en 1881 se desplazan a Paysandú y en 1887 abren un nuevo colegio en La Plata. El general Roca, presidente de Argentina, también reconoció la obra salesiana y, según consta en la carta que éste dirigió a D. Bosco, con fecha de 10 de diciembre de 1881, llamó a monseñor Cagliero, civilizador de la Patagonia.
Segundo período misionero, después de la muerte de D. Bosco
Tras la muerte de D. Bosco (1888) la obra misionera se interrumpió hasta 1890, año en que los salesianos se instalaron en Caracas, donde ocuparon una ya existente escuela de formación profesional (Colegio León XIII) y se destacaron por su trabajo con los leprosos. En Caracas en 1894 y en Valencia (Venezuela) en 1895 se establecieron nuevas fundaciones salesianas con tareas educativas. En 1891 se instalan en Lima (Perú), fundando un oratorio y una escuela profesional para niños pobres. En 1897 y 1898 se crearon nuevas casas en Arequipa y en Callao. Los salesianos llegaron a Cuzco y Piura en 1905 y 1906 respectivamente. En México fundaron una escuela de formación profesional en 1892, para más tarde extender su labor por otras ciudades mexicanas, entre las que se encontraban Puebla, Morelia y Guadalajara.  Luis Lasagna llegó a las misiones en la segunda oleada salesiana en 1876, empezando en Uruguay y luego Brasil. En 1893 fue ordenado obispo y centró su trabajo en la evangelización de los indígenas a petición del papa León XIII.  Ciertamente en aquella fecha (1882) también se recibieron propuestas para llevar la obra salesiana a Boston. Pero los compromisos adquiridos en Europa y América del Sur le impidieron aceptar de inmediato, siendo en 1945 cuando se fundó la D. Bosco Technical High School.  El comienzo de la obra salesiana en Bolivia se debe a las manifestaciones realizadas por su presidente, Aniceto Arce, en 1890, en las que mostraba su interés por que los salesianos abrieran una escuela de formación profesional en su país. Pero no será hasta el 17 de febrero de 1896 cuando lleguen los primeros salesianos; que tras crear dos colegios se encontraron con un reto singular, que no era otro que el elevado número de indios que pretendían recibir clase, por lo que se tuvieron que crear secciones especiales para ellos. En 1896 los salesianos fundan una escuela de artes y oficios en Asunción (Paraguay) (Lenti, 2012a). Su primer contacto con América Central se produjo a finales de 1897 en El Salvador, donde crearon una escuela profesional agrícola y un orfanato en Curasao. En EE. UU. las actividades salesianas, que se desarrollaron entre 1897 y 1902, tuvieron como finalidad inmediata ayudar a los emigrantes italianos. En San Francisco organizaron clases nocturnas de inglés, crearon un secretariado del pueblo con el fin de encontrar trabajo para los recién llegados y buscar alojamientos a los huérfanos y editaron un semanario: L’italiano in America. Volviendo a países donde los salesianos iniciaron su labor, debemos resaltar nuevos hitos que denotan la consolidación y permanente expansión de su presencia. En Argentina, transcurridos veinticinco años de la llegada de los salesianos a Buenos Aires, el número de casas salesianas alcanzaba la cifra de 250 y no dejaba de aumentar en 1900. En 1905 se fundó una nueva casa en Córdoba, una escuela agrícola en Rodeo del Medio y un nuevo oratorio en Buenos Aires. Este mismo incremento se repite en Uruguay durante el período que va desde 1893 a 1895, creando nuevos colegios en Paysandú y Mercedes, y una escuela profesional en Montevideo. En Brasil el cambio de régimen político, originado tras la revolución de 1889, no tuvo consecuencias negativas para los salesianos, por lo que prosiguieron con su labor de expansión. En 1890 crean una nueva fundación en Lorena y en 1897 una casa en Campiñas. En Chile la obra salesiana sufrió en sus orígenes las consecuencias de la guerra civil. Una vez finalizada, Tomatis, el director salesiano, creó escuelas, oratorios y talleres, e incluso se adentró en regiones no exploradas para evangelizar a los indios araucanos. Esta labor fue altamente valorada por el pueblo y por los sectores políticos, de forma que el propio jefe del partido socialista invitó a la Cámara, a través de un escrito fechado el 16 de agosto de 1937, a adherirse a los honores que se iban a tributar a la Congregación Salesiana (Lemoyne y Fierro, 1957: 616): No se debe olvidar que de los 30.000 habitantes de Magallanes, la Antigua Punta Arenas, la mitad recibieron instrucción de los salesianos, quienes con sus escuelas, talleres y granjas, civilizaron esas regiones semibárbaras. En 1893 el Gobierno chileno permitió el establecimiento a Fagnano en la isla de Tierra de Fuego durante veinte años para que los salesianos evangelizaran e instruyeran a los indígenas. En ella se creó la misión de la Candelaria y se instruyó a los indios onas, enseñándoles a construir escuelas y dispensarios, así como a cultivar la tierra, a criar ganado y a realizar ciertas labores domésticas.

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