De frente al Sol como el Girasol.
A mi madre.
Cuento #1. EL PATIO MÁGICO DEL CASERON.
Una figura femenina se muestra a la sombra de una ventana de vidrios grandes y simples; en una ciudad con prisa y casi sin valores, mientras la mujer fija su vista perdida en el horizonte, observa el vaivén de los árboles, danzando con una melodía hermosa y natural al compás del viento fuerte y determinado, obligándolos a moverse y a vencer su altivez, estos son acompañados por la lluvia espesa que con su poderío desafiante lucha por abrirse paso y mostrar su realeza y necesidad de llegar a la tierra para someterla a su bendición de fertilidad...ante esa majestuosidad se encuentra Susan quien atónita se obliga a evocar sus recuerdos, muchos años atrás, sentada en una ventana de madera con largos barrotes pintados de color marrón que hacían resaltar su pálida piel contrastándola con el tono oscuro de la pintura. Su larga cabellera rubio cenizo, le seguía el juego a la brisa constante que resoplaba; sus ojitos fijos encantados en el baile de los árboles y su suave sonrisa advierte que su inocencia le pide a gritos que no crezca y se quede para siempre en su infancia sencilla y a veces feliz.
Susan tiene 4 años y le encanta sentarse en la ventana del Caserón, como le llamaba su madre a aquella casa vieja que alguna vez era una tienda. Tenia muchas puertas, pero no tenia divisiones los cuartos, solo donde dormían su mamá y su papá, el resto era un gran espacio y lo más llamativo era el ¨Patio Mágico del Caserón¨. Sin embargo a Susy le gustaba sentarse en aquella ventana y meter sus piernecitas por entre los barrotes y mecerlas mirando lo verde de los árboles que se vislumbran a lo lejos, no alcanza a imaginar hasta que alto crecerán y si siempre estarán ahí o si algún día morirán cansados de dar frutos o de simplemente dar sombra. Una voz se escucha lejos y obliga a Susan a interrumpir la admiración por la naturaleza.
-¡Susy!...ella inmediatamente reconoce el sonido de esa voz tan delicada y llena de amor, es la voz de su madre.
-¡Susi!... nuevamente la escucha y de un salto se baja de la ventana y le responde a su madre
-Dígame mami-
El sentimiento de admiración y amor hacia su madre es indescriptible, todos le llaman Gina, pero para Susy nunca existirá otro nombre tan perfecto como "mami" .Gina la invita a que vaya a jugar al patio; un lugar mágico donde Susi se pasaba horas jugando a ser "grande", el patio era muy espacioso, en él habían plantas ornamentales y muchos árboles frutales, de guayaba, guanábana, mango y varias especies de coco. También había un gran árbol de níspero que tenía como misión proteger del sol a Gina para que ella pudiese quitarle las manchas y suciedades a las ropas de aquellas personas que buscaban en Gina sus prodigiosas manos y así dejarles sus vestiduras limpias y con una un gran aroma a frescura.
Mientras Susi jugaba, Gina se concentraba en adelantar todos los oficios de la casa para luego dedicarse a ejercer su oficio de lavandera del barrio.
Susy soñaba con tener zapatos altos y bonitos como veía a las mujeres elegantes y bonitas, no más que su mami, pero se veían triunfadoras en la vieja y deteriorada televisión a blanco y negro que había conseguido su papá. Fernando era maestro en obras y era un padre ausente, que llegaba a altas horas de la noche cuando Susy y sus dos hermanos ya se encontraban durmiendo escondidos entre los toldos (mosquiteros) como fuerte para evitar al ¨enemigo¨ ya que Fernando, era para Susi y sus escasos 4 años, casi que un desconocido, pues él llegaba mientras que Susi estaba en brazos de Morfeo y se iba muy temprano, antes de que el sol apareciera. Esa rutina la hacía Fernando de lunes a sábado y uno que otro domingo se quedaba un poco más; sin embargo, lo cierto es que para la época, los padres eran ausentes a sus hijos porque eran quienes debían mostrar disciplina y no podían demostrar debilidad. Para Susy su padre era un ser casi extraño pero por el que ella sentía un profundo amor, las circunstancias de ese tiempo obligaban a Susy a creer que su padre era un enemigo del que había que esconderse porque a veces llegaba con olor a licor, cigarrillos, y una mala actitud con Gina y con su hermano Fernandito, al que Susi le decía cariñosamente Dito¨. El era un chiquillo mayor que Susy 4 años¨, con un semblante travieso y muy endeble físicamente, Fernando llegaba borracho hacerle reclamos a Gina de todo lo que había pasado en la semana y de las travesuras que había hecho Dito, en muchas ocasiones orientado por la cizañas de sus hermanas y de su madre, a veces Susy arropada de pies a cabeza escuchaba los gritos de su hermanito y compinche de travesuras y juegos y no podía hacer nada porque pensaba que la forma de ayudar a su hermano era solo guardar silencio para que todo pasara tan rápido como sólo el tiempo y Dios lo pueden hacer. Sin embargo Gina, se enfrentaba cual Leona que protege a sus cachorros, y los gritos y a veces golpes aumentaban; esto ocasionaba una gran tristeza en Susy, una rebeldía en su hermanito y un aislamiento de su hermana mayor Paty o Patricia como era su nombre de pila, Paty era 5 años mayor que Susi y era el apoyo de Gina cuando toda la tormenta terminaba y solo quedaban los cuatro, Gina y sus tres bendiciones. Susy trataba de imaginarse en otro mundo, otra vida alejada de la violencia física y psicológica, pero más tarde la vida le enseñaría a Susy muchas cosas entre ellas que "no se puede escapar de quien se es"
Dando vueltas en el patio mágico, como lo veía Susy, no solo imaginaba ser grande y tener zapatos altos como sus metas y bonitos como sus sueños, también imaginaba tener un cargo importante y hablar con muchas personas. Además de las travesuras que hacia con su hermano Dito, en ese patio su hermana Paty jugaba con ella a la escuela y por ello pronto aprendería el valor del conocimiento, pues Paty le había enseñado las primeras letras, los primeros números y el maravilloso mundo de aprender. Gina se apresuró a convencer a Fernando que ya era hora para Susy de tener ese primer día de escuela, con él vendrían nuevas y maravillosas aventuras y ya quedarían atrás sus inagotables vueltas en el patio mágico, pues vendrían otros sueños otros escenarios y la profunda necesidad de crecer, de experimentar momentos lindos y otros no tanto y de aceptar la realidad por muy dura que parezca.