VALOR DE USO:
utilidad de una cosa, capacidad que posee de satisfacer una necesidad
cualquiera que sea, del hombre, de la sociedad. El valor de uso está
condicionado por las propiedades físicas, químicas y otras propiedades
naturales de la cosa, y también por las que ésta haya adquirido a consecuencia
de la actividad humana dirigida a un fin. El valor de uso lo crea el trabajo
concreto (ver). Son valores de uso tanto los productos del trabajo como muchas
otras cosas dadas por la naturaleza (aire, agua, frutos silvestres, etc.). A
medida que la ciencia y la técnica progresan, el hombre descubre en el mundo
que le rodea nuevas propiedades de las cosas y las pone a su servicio, con lo
que aumenta la diversidad de los valores de uso. Algunas cosas satisfacen,
directamente las necesidades personales del hombre, sirven de objetos de
consumo personal (alimentos, vestido, etc.); otras sirven como medios para
producir bienes materiales, es decir, son medios de producción (máquinas,
materias primas, combustibles, etc. El valor de uso es una propiedad inherente
a toda cosa útil, independientemente de la forma social de producción. Toda la
multiplicidad de flores de uso constituyen "el contenido material de la
riqueza, cualquiera sea su forma social" (C. Marx). Ahora bien, el papel
del valor de uso cambia cuando cambia el modo de producción. Así, en las
condiciones de la producción mercantil, el valor de uso constituye uno de los
dos motores de la mercancía y actúa como portador del valor de cambio, tras el
cual se oculta el valor (ver). El estudio del valor de uso como tal, es decir,
de las propiedades naturales de las cosas, corresponde al peritaje mercantil y
otras ciencias aplicadas, mientras que la economía política estudia el valor de
uso como portador del valor. La particularidad del valor de uso de una
mercancía estriba en que tal valor ha de poseer la propiedad de satisfacer
necesidades del que compra la mercancía dada es decir, ha de actuar como valor
social de uso. En el régimen de producción capitalista, el valor de uso
interesa al capitalista únicamente en cuanto portador del valor y de la
plusvalía, pues el fin inmediato de dicho tipo de producción no consiste en
satisfacer las necesidades de la sociedad y del hombre, sino en extraer
ganancias. Bajo el régimen socialista, la creación del valor de uso de uso de
la mercancía en determinada cantidad, surtido y calidad, tiene como objetivo
directo el de satisfacer en grado creciente las necesidades de los miembros de
la sociedad.
EL VALOR DE LAS MERCANCÍAS
Marx parte
de la base de que el valor de una mercancía está determinado por la cantidad de
trabajo socialmente necesario para producirla. Este trabajo socialmente
necesario se refiere al trabajo humano abstracto, es decir: gasto de esfuerzo
físico y mental humanos, independientemente de las características concretas
del trabajo (alfarería, herrería, etc.). La cantidad de trabajo se mide en
tiempo, habitualmente en horas.
Sin
embargo, no todas las personas trabajan igual, sino que su trabajo depende de
su edad, de su experiencia, su habilidad, su destreza, su forma de organizarse,
etc. Si el valor de una mercancía dependiese únicamente del tiempo individual
que ha costado producirla, se llegaría a una situación absurda, que cuanto más
lento se trabajase, tanto más aumentaría el valor de la mercancía resultante de
ese trabajo. De esta manera se premiaría el despilfarro de trabajo y a los
trabajadores perezosos o poco hábiles. La economía sería mucho menos
productiva: se perdería el tiempo del productor para fabricar la mercancía, el
tiempo del comprador, que necesita trabajar más horas para adquirirla, en
definitiva, tiempo de trabajo social.
Así pues,
el valor de cambio de una mercancía no es igual al trabajo individual, sino al
trabajo socialmente necesario para producirla, siendo esto la cantidad de
trabajo necesario en condiciones medias de productividad en una determinada
sociedad y en una determinada época.
Una segunda
precisión se refiere al concepto de cantidad de trabajo. Como ya se ha
explicado, la cantidad de trabajo se mide en horas, pero tampoco se puede
establecer un criterio completamente unificador entre todos los trabajos, pues
no todos los trabajos son iguales. Cabe establecer la diferencia entre el
distinto grado de cualificación que requieren distintos trabajos. Así, no son
equiparables los trabajos de albañil y arquitecto, pues no necesitan la misma
cualificación. Si ambos trabajos se remunerasen de la misma manera, esto
implicaría que la cualificación no produce un valor añadido al trabajo y sería
inútil, por lo que nadie desearía adquirir una cualificación profesional. Por
ello es que Marx concibe las categorías de trabajo medio simple (el que no
requiere una capacitación extra respecto al nivel de educación medio) y el
trabajo complejo, que puede tomarse en cuenta como trabajo simple multiplicado.
TRABAJO
CONCRETO: trabajo que se invierte en una forma determinada
con un fin preciso y que crea el valor de uso de la mercancía. Todo trabajo
útil de un determinado tipo (el trabajo del sastre, del zapatero, del
carpintero, etc.), y que crea el valor de uso de una mercancía es un trabajo
concreto. "Como creador de valores de uso es decir, como trabajo útil, el
trabajo es, por tanto, condición de la vida del hombre y condición
independiente de todas las formas de sociedad, una necesidad perenne y natural
sin la que no se concebiría el intercambio orgánico entre el hombre y la
naturaleza ni, por consiguiente, la vida humana" (C. Marx). Los tipos de
trabajo concreto son tan variados como los valores de uso que producen, lo cual
crea condiciones económicas para un amplio intercambio - en el mercado-- entre
los productores de mercancías. En una economía mercantil que se desarrolla
espontáneamente y que se basa en la propiedad privada de los medios de producción,
el trabajo concreto se opone al trabajo abstracto (ver) como el trabajo privado
se opone al trabajo social. En dicha economía, el trabajo concreto aparece en
la producción como trabajo privado de productores de mercancías aislados que
laboran por su cuenta y riesgo y desconocen las necesidades reales del mercado.
Su carácter social se revela únicamente en el proceso del cambio de las
mercancías, cuando los distintos tipos de trabajo concreto se reducen a trabajo
abstracto cualitativamente homogéneo que forma el valor de la mercancía. En la
contradicción entre el trabajo concreto y el abstracto, entre el valor de uso
de la mercancía y su valor, se manifiesta la contradicción fundamental de la
producción mercantil basada en la propiedad privada: la contradicción
antagónica entre el trabajo privado y el social. El grado de eficiencia del
trabajo concreto, fuente real de la riqueza de la sociedad, se mide por su
fuerza productiva. Cuanto mas elevada es la productividad del trabajo tanto más
valores de uso se crean en un tiempo determinado. En la producción mercantil
bajo el socialismo, el trabajo concreto no es trabajo social encubierto, como
ocurre bajo el capitalismo, sino directamente social. La sociedad socialista
regula de manera planificada el proceso de producción y la distribución del
trabajo entre las diversas ramas de la economía nacional. Ello hace que en la
economía socialista no se dé la contradicción antagónica entre el trabajo
concreto y el trabajo abstracto, uno y otro aparecen como formas del trabajo
directamente social. En la sociedad socialista, las contradicciones entre el
trabajo abstracto y el trabajo concreto se resuelven por medio de la
planificación.
TRABAJO
ABSTRACTO: trabajo del productor de mercancías, gasto de
fuerza de trabajo humano en general, independientemente de su forma concreta;
es el trabajo que crea el valor de la mercancía. Cualesquiera que sean las
condiciones sociales, el trabajo constituye un desgaste de fuerza de trabajo
(del cerebro, de los músculos, de los nervios, etc.). Mas sólo cuando se
producen mercancías, aparece en forma específicamente social, se convierte en
trabajo abstracto, que expresa la dependencia recíproca entre todos los
productores de mercancías. El trabajo privado de cada productor es una
partícula del conjunto del trabajo social necesario para que la comunidad
subsista y se desarrolle, y dicho carácter social del trabajo sólo puede
revelarse en el proceso del cambio. Al equiparar una mercancía a otra, las
diversas especies de trabajo concreto (ver) se reducen a trabajo abstracto
cualitativamente igual. La contradicción entre el trabajo abstracto y el
trabajo concreto en el marco de la producción mercantil, fundada en la
propiedad privada sobre los medios de producción constituye la forma específica
en que se manifiesta la contradicción antagónica entre el trabajo privado y el
trabajo social. El trabajo abstracto se da también en la economía socialista,
puesto que en ella existe la producción mercantil. Ahora bien, bajo el
socialismo, el trabajo abstracto es un trabajo directamente social. A través
del plan de la economía nacional, las inversiones de trabajo obtienen un
reconocimiento social en el proceso de producción y distribución. A ello se
debe que, en la economía socialista, no se dé la contradicción antagónica entre
el trabajo concreto y el trabajo abstracto, característica de la economía
mercantil simple y de la capitalista. No obstante, también bajo el socialismo
se da una contradicción entre las dos clases citadas de trabajo, subsiste la
heterogeneidad económico-social del mismo: las diferencias esenciales entre el
trabajo intelectual y el físico, entre el calificado y el que no lo es, entre
el industrial y el agrícola; tampoco se ha socializado por igual el trabajo en
los distintos sectores de la economía nacional, y en la economía auxiliar de
los koljosianos el trabajo no es directamente social, sino individual. De ahí
que para medir el valor de las distintas mercancías, resulte objetivamente
necesario expresar y medir indirectamente las diversas especies de trabajo
concreto invertido en la producción de mercancías, reduciéndolas a trabajo
abstracto. Cuando, bajo el comunismo en su plenitud se liquiden las relaciones
monetario-mercantiles, desaparecerá asimismo el trabajo abstracto como forma específica
en que se expresa el trabajo social, que crea el valor de la mercancía.